Este proyecto nació con una idea clara: crear una identidad visual que reflejara la pasión por la escritura y la profundidad del autoconocimiento. La misión era transmitir esa conexión íntima que se genera entre las palabras y la persona que las escribe, un proceso de introspección, crecimiento y exploración interior.

Para lograrlo, había que sumergirse en el universo de la escritura, entendiendo que cada palabra, cada trazo, tiene un significado más allá de lo literal. La identidad de marca debía ser reflexiva, profunda y emocional, a la vez que evocara la calma y la concentración necesarias para el acto creativo. Así, nos inspiramos en elementos visuales que transmiten la sensación de un viaje personal y único.

La estética de la marca se construyó alrededor de la idea de que la escritura es mucho más que un medio para expresar ideas: es una herramienta de autodescubrimiento, un puente entre la mente y el corazón, y un espacio para liberar pensamientos y emociones. Cada elemento visual, desde los logotipos hasta las ilustraciones, fue diseñado para transmitir esa conexión personal, ofreciendo al público una experiencia inmersiva que los invitara a explorar sus propios pensamientos a través de la escritura.

Elegí colores suaves pero intensos, formas orgánicas que sugieren fluidez y continuidad, y tipografías elegantes pero con carácter, como un buen libro que invita a ser leído una y otra vez.

El objetivo era que la identidad de la marca no solo fuera estéticamente atractiva, sino que hablara directamente al alma del escritor, inspirando momentos de reflexión profunda y pasión por las palabras.